Durante los pasados días 27 y 28 de este mes se ha estado celebrando el evento Naukas Bilbao 2013, uno de los mayores acontecimientos en el campo de la divulgación científica que tienen lugar en nuestro país.
Al igual que en las otras dos ocasiones en que tuvo lugar (2011 y 2012) el éxito de las jornadas fue rotundo, con gran asistencia de público (excepto el viernes 27 en la sesión matinal y seguramente motivado por ser día laborable).
Por el Paraninfo de la UPV, lugar en que tenían lugar las charlas, entrevistas, actuaciones y demás actividades (incluidos espectáculos de ciencia para los más jóvenes, de 6 a 12 años) fueron desfilando casi medio centenar de ponentes, cerebros privilegiados a la hora de comunicar pasión por la ciencia, conocimiento, saber hacer y sentido del humor. Y digo ponentes y cerebros con toda la intención porque se trataba de personas, sin género ni sexualidad, con los cromosomas ocultos. No sé si había 2, 10, 15, 20, 40 o 44 pares de cromosomas XX, XY o cualquier otra combinación determinada. Yo misma/o no lo tengo nada claro porque nunca me he sometido a un examen detallado de mi código genético, así que como escéptica/o que soy y si me baso únicamente en pruebas científicas, no sé cuál es mi sexo, si es paritario o desparasitario. Mucho menos aún me atrevería a conjeturar sobre el sexo de todos/as los/as que subieron al escenario a enseñarme algo de lo mucho que sabían. En lo que a mí respecta, eran ángeles. Fin de la cita...
Desde estos párrafos me gustaría agradecer a todas esas personas todo lo que me han aportado, tanto en el terreno personal como en el científico. Queridos ángeles, gracias, muchísimas gracias a:
- Miguel Santander, por tu charla, por tu compañía, por tus libros y por la dedicatoria que me firmaste.
- Dani Torregrosa, por tu Jekyll y por tu Hyde, por tu inquebrantable espíritu en defensa de la química, la única química. Y por tu amistad.
- Carlos Lobato, por ser un fenómeno, por tus juegos, por tus tronos y por querer salir en una foto conmigo. Ah, y por tu acento sevillano.
- Héctor Vives, por venir a saludarme y hablarme, incluso a pesar de haberme perdido tu charla. No te preocupes, ya la he visto esta mañana en streaming. ¡¡Estupenda!!
- Juan Ignacio "Iñako Pérez, por seguir apreciando mi compañía, a pesar de los desaguisados que te he montado en estos tres años, por soportar con comprensión mis manías y caprichos, por organizar todo este jaleo, por tu tranquilidad, tu sosiego, por estar ahí.
- Txema Campillo, por tu tesón, tu infatigable quehacer a la hora de retransmitir todo lo que se decía en el escenario, incluso cuando se decía demasiado. Eres grande.
- J.J. Gallego, por habernos contado por primera vez en el escenario tus pasiones científicas y por hacerlo estupendamente, por darme ánimos siempre en mis charlas majaderas y por seguir dirigiéndome la palabra.
- Carlos Briones, por mostrarnos tu sabiduría y por compartir mesa, arroz y muerte por chocolate.
- Eugenio Fernández, por tus gamberradas, por tu simpatía sin fin, por ser un tío enorme a pesar de tu estatura, por tus risas, por tus ocurrencias, por ser el único con quien te tomaste una infusión sin alcohol, por sevillano más que gaditano y por tantas y tantas cosas que ahora no se me ocurren.
- Paco Bellido, por tus charlas magistrales (¡menuda novedad!) y la sensación de maravilla que siempre me dejas después de escucharlas. Hermosas, esa es la palabra.
- Julián Estévez, por tu claridad y capacidad didáctica al hablar de temas tan curiosos para mí y por haberme considerado digno de garabatearte un libro.
- Pere Estupinyá, por el agradable y breve rato que pasé contigo momentos antes de tu charla. Ah, y por tus pinceles.
- Miguel García, por recordarme que se puede ser daltónico pero no ciego a la hora de mirar un mapa, por tu manera de bailar. Y, bueno, lo del karaoke mejor me lo callo.
- Arturo Quirantes, por el balazo que me metiste al disparar al público disfrazado de Chuck Norris. Menos mal que era de fogueo.
- Mauricio Schwarz, por tu intento de eliminar la tontería pseudoperiodística del mundo, con ese estilo tuyo, inigualable.
- Francis Villatoro, por intentar llevar a la gente esos temas tan difíciles, por el gratificante debate que mantuvimos sobre la educación y la divulgación en uno de los descansos, por tu txapela.
- Daniel Marín, por contarnos tus experiencias y aventuras espaciales. Al igual que Julián, por dejar que te estropeara un libro.
- Fernando del Álamo, por tu interés personal en mí, por tu conversación, siempre reconfortante y llena de ánimos, por tu excelente charla.
- Mario Herrero, por abrazarme a pesar de haber sido profesor tuyo. Y por joder las ilusiones de trekkies y demás, sobre todo.
- Miguel A. Morales, por tus infinitos calcetines de superhéroe, por madridista y a pesar de todo sabio.
- Alfred López, por despertarnos aún más la curiosidad a los que ya la tenemos y queremos mantenerla, por divertirnos a la vez que nos enseñas, por firmarme tu estupendo libro.
- Ambrosio Liceaga, por ser como siempre has sido, un señor de pies a cabeza, por tus siempre descomunales charlas. Siempre te he dicho que son de mis preferidas y la de este año no lo fue menos.
- José A. Prado, por haberme abierto el apetito pese a las horas que eran, por esa gracia sevillana a la hora de hablar de matemáticas y por dejarme un huequecito en tu vida personal. Un beso para quien tú ya sabes...
- Gaizka Ortiz, por tu optimismo, del que tenemos mucho que aprender, aunque seamos científicos. La realidad puede ser difícil de alcanzar pero no por ello debemos dejar de soñar. Gracias por luchar contra tus propios miedos y vencerlos.
- Fernando Frías, por tu tenacidad y paciencia con los tontos, los descerebrados y demás criaturas universitarias.
- Clara Grima, por tu salero, por tu gracia, por tu arrolladora personalidad, por tu numerismo, por tu didáctica, por dedicarme tu libro y seguro que por algo más que ahora se me olvida.
- Manu Arregi, por tocar en tu charla mi gran pasión: los errores científicos en el cine, y por hacerlo tan estupendamente.
- Almudena Castro, por ser música para mis oídos, por haberme permitido el privilegio de charlar contigo, aunque tan sólo fuese un ratito muy breve. ¡Suerte con la física!
- Iñaki Úcar, por sus locas gráficas y todas las risas que me pude echar con ellas. Iñaki, se las enseñaré a mis estudiantes, no lo dudes. Aunque también te digo que probablemente no les vean la gracia. No te preocupes, ellos son así.
También me gustaría reconocer el enorme mérito de otras personas sin cuya colaboración, esfuerzo y dedicación inagotables, no podría haber sido posible el evento. Me refiero a Javier Peláez, espíritu irreductible, infatigable, gran persona y a quien admiro profundamente, a pesar de que conmigo es un auténtico cabronazo (Peláez, sabes que te quiero. Besinos); Antonio Martínez, periodista y sin embargo no inepto, sino todo lo contrario, estupenda gente, hábil entrevistador y lamentable, aunque pitoniso, dedicador de libros; José Cuesta, PERSONA con mayúsculas, no se me ocurre decir nada mejor de él, de esos tipos que te llevarías contigo el día del fin del mundo; Rosmari, su pareja, la alegría de la huerta, preguntadora y curiosa insaciable y que tiene la descabellada idea de preguntarme a mí estando rodeada de talentos y mentes infinitamente superiores a la mía; Miguel Artime, estupendo compañero de viaje y alma gemela en docenas de detalles que nos hacen pensar que igual los magufos no están del todo equivocados; Su mujer, Pili, que me cae genial aunque no aprecie la sopa de melón.
Finalmente, me he dejado con toda la intención a mi gran amigo, a mi hermano del alma. Hace unos meses, durante una de nuestras numerosas conversaciones a distancia (malditos sean los 900 kilómetros que separan Oviedo y Murcia) le aconsejé que en su próxima charla en Naukas Bilbao dejase a la gente con el corazón dolorido, que les tocase la sensibilidad, que los intentase poner en pie con las cosas que nadie como él sabe hacer, con su inconmensurable capacidad para divulgar, con su estilo, su actitud y su profesionalidad. Ya lo creo que lo hizo. Nunca he llorado en una conferencia científica. Hace dos días, después de su charla en Bilbao, tuve que correr a esconderme por un rato, justo después de abrazarle fuertemente como se merecía. Veinte minutos después volví a encontrarle, esta vez en la calle y rompí a llorar al mirarle a la cara. Escribo estas líneas y me siguen rodando las lágrimas por la mejilla. Esta persona se llama JOSÉ MANUEL LÓPEZ NICOLÁS y todo lo que diga sobre él jamás hará justicia sobre lo que siento por él. Con que me dirija la palabra me considero afortunado, privilegiado. Personas como él son los gigantes a cuyos hombros me gustaría subirme y que mis estudiantes me siguieran. Desde ellos, estoy seguro, verían alto, muy alto...
Después de la parte emotiva, es el turno de la más personal. Como ya sabéis muchos de los que leéis este blog, el evento Naukas Bilbao es fundamentalmente una reunión de divulgadores, personas que colaboran habitualmente en la plataforma web Naukas.com y que intenta llevar a la gente un poquito de ciencia, escepticismo y humor.
Después de haber citado, uno por uno, a todos los divulgadores participantes con los que tuve ocasión de hablar, aunque fuese un ratito (pido perdón si me he olvidado de alguien, no le he hecho a propósito) dejo un huequecito para mi propia persona, mi puto cerebro y alguna que otra zarandaja.
Bien, mi contribución de este año al evento consistió en una de las breves charlas, de 10 minutos de duración, titulada "De vieiras, submarinos y espermatozoides". En ella pretendía llamar la atención sobre las dificultades que tienen que vencer los organismos microscópicos para desplazarse en el seno de fluidos viscosos, donde el número de Reynolds es bajo. No era mi intención impartir una clase de física, ni muchísimo menos, sino tan sólo estimular la curiosidad, motivar. Nada más, pero tampoco nada menos. No sé si lo logré porque soy de esas personas que piensan que la guerra de la divulgación científica (como me gusta llamarla), esa irrefrenable ansia que tenemos por que la sociedad sea científicamente culta, está perdida. Los divulgadores de la ciencia tenemos que luchar contra enemigos demasiado numerosos y mucho más poderosos que nosotros y nuestras armas de madera producen risa en una guerra en la que el contrario posee armamento nuclear.
¿Quiere lo anterior decir que debemos bajar los brazos? No, al contrario. La historia de la humanidad y la historia militar nos han enseñado en no pocas ocasiones que la resistencia, unida y organizada, puede hacer mucho daño a un ejército disciplinado y poderoso. La guerra de guerrillas puede terminar con un imperio a base de tesón.
Ahora bien, dejad que os muestre tan sólo un poquito de los archivos secretos del enemigo, obtenidos con gran peligro de mi vida, durante una incursión en el aula de la universidad en la que imparto clases. A ver si sois capaces de imaginar contra qué clase de fuerzas oscuras estamos luchando.
Como os digo, la semana pasada les pasé una brevísima encuesta anónima a 45 de mis estudiantes de ingeniería (primer curso universitario, es decir, personas con una edad mínima de 18 años). Constaba de 5 preguntas que se respondían en no más de una línea y unos 10-20 segundos. Eran las siguientes:
- ¿Qué es la divulgación científica?
- ¿Lees libros de divulgación científica?
- ¿Conoces algún blog de divulgación científica?
- ¿Conoces el nombre de algún divulgador científico?
- ¿Cuántos libros, de cualquier temática, lees al año?
Las respuestas que obtuve las resumo a continuación.
Veréis, en la primera pregunta, obtuve en 23 ocasiones (51 %) la respuesta "No lo sé". Las otras 22 respuestas eran de lo más variopinto y no me atrevo a reproducirlas todas ellas aquí, para que no les dé a ustedes un ataque de mala ortografía, incapacidad para expresar de forma escrita una idea coherente y alguna otra aberración por el estilo. Tan sólo les diré que únicamente 4 respuestas expresaban de forma aproximada lo que es la divulgación. Lo que están leyendo: ¡4 de 45!
Las respuestas a la segunda pregunta son muy fáciles de expresar numéricamente: 43 personas respondieron NO, 2 personas respondieron SÍ.
Tercera pregunta: 41 personas respondieron NO, 2 NS/NC y las otras dos SÍ. De estas dos respuestas afirmativas, una daba el nombre del blog que leía: Forocoches.
Cuarta pregunta: 32 personas no conocían el nombre de divulgador alguno, 2 no contestaron, una persona conocía a Carl Sagan, otra a Brian Green (sic), una más a Stephen Hawking, una a Newton (¡!), una más a Punset y otra a "el gran Punset" (literalmente). Las cinco personas restantes respondieron "Sergio Palacios". Ya ven, uno es profeta en su tierra, aunque sea un poquito, muy poquito...
Finalmente, el promedio de libros leídos por los estudiantes del primer curso del grado en ingeniería a lo largo de todo el año apenas llega a SEIS. Insisto, en promedio. Haría falta un análisis estadístico más detallado, con su media, su moda y su desviación típica, pero así y todo, la cifra da que pensar. ¿No creen?
Termino, pues no es el objetivo ni la intención de este post analizar los resultados que acabo de exponer. Únicamente quiero que ustedes mediten, piensen, reflexionen y que cada uno extraiga sus conclusiones. Lo realmente interesante es el debate que se puede y me gustaría horrores se produjese.
¿Tenemos la guerra perdida o no?
EPÍLOGO:
La tercera edición de Naukas Bilbao finalizó el sábado 28 de septiembre, a eso de las 20:00. El último acto consistió en la entrega de premios. Se otorgaron en tres categorías, a saber: Mejor Blog Naukas, Colaborador más Activo Naukas y Mejor Divulgador Naukas.
El primero de ellos recayó en la persona de Daniel Marín, autor del blog "Eureka". El premio al colaborador más activo fue recibido por Arturo Quirantes, autor del blog "Física de Película". Finalmente, el mejor divulgador del año, siempre a criterio de Naukas, fue recogido en el escenario por el autor de estos párrafos. ¡Gracias a todos aquellos que tuvieron algo que ver en mi elección y, sobre todo, a quienes me apoyan y disfrutan con mi forma de hacer, de trabajar y ser en la divulgación! Se lo dedico a todos ellos.
Soy consciente de que todos los premios tienen mucho de injusticia y de suerte. Pero no es menos cierto que ahora sé que también producen una agradable sensación de placer, un calambrazo de vanidad y un esbozo de sonrisilla malévola. ¡¡Salud!!