Una
de las muchas cosas que nos han enseñado durante décadas en el colegio nuestros
amados profesores, quienes se desvivían por sacar la ignorancia de nuestras
duras cabezotas, era aquello de que las estaciones en nuestro planeta suceden
debido a que el eje de rotación terrestre está inclinado con respecto al plano
de la eclíptica, es decir, el plano en el que se encuentra contenida la órbita
de la Tierra en su periplo alrededor del Sol. Si trazásemos una línea
perpendicular a dicho plano, el eje de rotación terrestre formaría con ella un
ángulo de algo menos de 23 grados y medio. Este ángulo recibe el nombre de
oblicuidad de la eclíptica y no es una cantidad constante, ya que su valor
oscila ligeramente a consecuencia del movimiento de nutación de la Tierra.
Debido
a que el eje de rotación de nuestro planeta mantiene una orientación fija en el
espacio a lo largo de todo el año, cuando es primavera en un hemisferio es
otoño en el otro y viceversa, algo que tiene lugar cada seis meses,
aproximadamente. Análogamente sucede con el verano y el invierno. Si tenéis
dificultad en visualizar esto, probad a coger una manzana y atravesarla con una
aguja de tejer desde la puntita al culito, de donde sale el rabito de la
manzana. Llamad a la primera polo norte y a la segunda polo sur. Ahora inclinadla
ligeramente con respecto a la vertical y mientras la sujetáis en una mano, en
la otra la ilumináis con una linterna que hará las veces de Sol. Si empezáis a
hacer girar la manzana alrededor de la linterna con la puntita mirando hacia la
luz y no modificáis la orientación espacial de la aguja de tejer, veréis como
al cabo de media vuelta justamente, la linterna estará apuntando hacia el
culito de la manzana. Han pasado seis meses y si era primavera en la puntita
ahora lo es en el culito. Si en lugar de considerar media vuelta lo hubieséis
hecho para solamente un cuarto de vuelta, en la porción de manzana que mirase
hacia la linterna sería verano y en la porción opuesta sería invierno. Al cabo
de tres cuartos de vuelta estas dos estaciones se invertirían en los
respectivos hemisferios manzaneros.
Volvamos
de nuevo a la Tierra e imaginemos que es una fecha muy concreta, digamos, el 21
de marzo, es decir, el equinoccio de primavera, el día en que la duración
temporal del día y la noche es exactamente la misma. Imaginad ahora en esta
fecha precisa un vector que apunte directamente desde la Tierra hacia el Sol.
Si recordáis el ejemplo previo de la manzana y la aguja de tejer, ¿qué sucederá
al cabo de tres meses, el 21 de junio, o lo que es lo mismo, el solsticio de
verano? Pues que como la orientación del eje de rotación terrestre no se ha
modificado, el vector que apuntase ahora hacia el Sol habrá girado con respecto
al primero (el que habíamos trazado el 21 de marzo) un ángulo que coincidiría
exactamente con la oblicuidad de la eclíptica. ¿Increíble y sorprendente, no es
cierto? Dicho de otra manera, lo que observaríamos y percibiríamos es que la
inclinación de los rayos solares es diferente.
Sin
embargo, lo más curioso es que se puede aprovechar todo lo que os he contado
más arriba para idear un método sencillo de estimar de forma bastante
aproximada el valor de la oblicuidad de la eclíptica, disponiendo
exclusivamente de un martillo, tres clavos, un pedazo de madera y un
transportador de ángulos. Os cuento.
Supongamos
que es 21 de marzo a las 12:00. Cogemos el martillo y clavamos un clavo en la
lámina de madera, de forma que sea perpendicular a su superficie. Utilizaremos
este clavo como referencia. A continuación, cogemos un segundo clavo y lo
clavamos al lado del primero, pero de tal forma que no proyecte sombra alguna
(habéis de realizar el experimento en un día soleado, por supuesto). Es como si
este clavo jugase el papel del vector que apunta directamente al Sol del que os
hablaba en el tercer párrafo.
Bien,
ahora dejemos que transcurran tres meses, hasta el 21 de junio a la misma hora
(tened en cuenta que ésta puede modificarse por cuestiones de ahorro de
energía, y hay que corregir en consecuencia). Coged la misma tabla donde tenéis
los dos clavos que pusistéis allí el 21 de marzo anterior y clavad ahora un
tercer clavo, todo lo próximo a los anteriores que seáis capaces y situado de
tal forma que, nuevamente, no proyecte sombra sobre la madera.
Si,
finalmente, echáis mano del transportador de ángulos y medís el ángulo que
forman entre sí el segundo y el tercer clavo, comprobaréis que el número que
obtenéis se parece un güevo y parte de otro al valor de la oblicuidad de la
eclíptica conocido, por encima de los 22º. Las fuentes de error son fácilmente identificables: grosor
de los clavos que impide clavarlos todos ellos en el mismo punto, empleo de un
martillo, de un trozo de madera y un cutre-transportador.
Eso
sí, procurad llevar el experimento a cabo en presencia de un adulto, no vayáis
a golpearos con el martillo en la mano o, lo que es peor, en vuestras duras
cabezotas… ¡Salud!
Fuentes:
A hammer and nails are just the tools to measure Earth's axial tilt. R. Suat Isildak. Physics Education. Vol. 44, 225-226. May 2009.
Muy bueno el experimento, lo practicaré con mis hijos, pero falta decir que se precisa de un método EXACTO para medir el paso del tiempo, lo digo porque hoy día eso es muy normal, pero hace 100 años, por ejemplo, este experimento no era posible.
ResponderEliminarHace 100 años podrías calcular la "hora" o momento exacto del día, con la sombra de un clavo perpendicular. Cuando la sombra es mas corta puedes cogerlo como si fueran las 12 del mediodía.
ResponderEliminarPor cierto el rss no funciona desde hace un mes ¿lo podeis mirar?, la ultima noticia la de fumanchu-->http://feeds.feedburner.com/ElTercerPrecog
ResponderEliminarEste año lo he hecho (precisamente en esas fechas pero usando el amanecer).
ResponderEliminarMis hijos, yo y unas cuerdas han sido todo el material. Hemos dibujado en marzo la Rosa de los Vientos (ese mismo día, por la noche, con un teodolito casero comprobé que la estrella polar estaba donde tenía que estar). En junio pinté una nueva línea en la Rosa de los Vientos al amanecer, y esa línea tiene un ángulo de 26º-27º en mi "chapucera" experiencia.
Un saludo