Cómo enseñar las leyes de la óptica a personas ciegas

La ciencia es el mayor logro del ser humano, de eso no me cabe la menor duda. Pero, desafortunadamente, no todo el mundo tiene la posibilidad de acceder a su conocimiento y disfrute, ya sea por razones económicas, sociales, políticas, religiosas o de cualquier otra índole. Entre estas últimas podemos incluir las deficiencias físicas como la ceguera, por ejemplo.

Es evidente que una persona con seria reducción de su sentido de la vista puede leer un libro de texto, con tal de que esté adaptado a sus necesidades. El material auditivo tampoco presenta dificultad. Ahora bien, cuando se trata de adquirir experiencias de determinados fenómenos físicos en los que el sentido de la vista resulta fundamental, la cosa se pone seria de verdad. Y, entre dichas experiencias, pocas con impedimentos intrínsecos del nivel de las relacionadas con la luz, esto es, la óptica.


Tradicionalmente, la educación de las personas con necesidades especiales ha corrido a cargo de centros de enseñanza especializados. Sin embargo, las ideas modernas de la pedagogía apuntan cada vez más en la dirección de intentar integrar a estas personas en los centros de enseñanza tradicionales, junto al resto de los alumnos. Por supuesto, lo anterior no significa que no se requieran profesionales docentes especializados, así como materiales diseñados y dirigidos específicamente hacia las necesidades concretas de los estudiantes "especiales". 

Para una persona ciega, el sentido de la vista debe suplirse a base del tacto y el oído. Así pues, la mayoría de los experimentos de óptica deben ser adaptados para convertir la luz en señales que puedan ser percibidas e interpretadas con ayuda de estos dos sentidos.

A este respecto, los profesores responsables del estudio citado al final del post, recomiendan a los profesores el uso de recursos desde la perspectiva de la construcción de modelos. En concreto, el empleo de láseres de una forma no tradicional, aunque obviamente respetando todas las indicaciones y medidas de seguridad que un instrumento tal requiere (potencia, protección de los ojos, etc.) ya que incluso cuando se utiliza un dispositivo de luz láser de baja potencia, una persona ciega no posee el acto reflejo de cerrar los ojos cuando el haz impacta en ellos.


Un aprendizaje activo, empleando la construcción de un modelo, requiere la coordinación e integración de los sucesos observados mediante el método científico más que una mera colección de hechos y fórmulas. De esta manera, la información se organiza en una teoría científica para su aplicación a situaciones físicas reales que hagan germinar la intuición física en los estudiantes.


Para introducir el concepto de luz, el profesor puede exponer al estudiante ciego a la luz solar y, posteriormente, a la de una vela o lámpara incandescente. Finalmente, se puede llevar a cabo una experiencia similar con un láser de baja potencia. El objetivo es que relacione la falta de estímulo visual con la sensación de calor proveniente de la fuente luminosa. Procediendo así, el alumno es capaz de identificar el punto en el que la luz del haz sensibiliza su piel, con lo cual puede seguir fácilmente la trayectoria del láser sin más que ir desplazando paulatinamente su mano o brazo, por ejemplo.


El camino seguido por la luz puede dibujarse con ayuda de una lámina de espuma o corcho sobre cuya superficie el estudiante clava chinchetas o similar en los puntos donde su mano o brazo siente la sensación de calor producida por el láser.

Con todo lo anterior, las leyes de la reflexión (el ángulo formado por la luz incidente y la normal es igual al ángulo formado por la luz reflejada) y de la refracción (el producto del índice de refracción del medio desde el que incide la luz por el seno del ángulo de incidencia es igual al producto del índice de refracción del medio en el que penetra la luz por el seno del ángulo de refracción) pueden visualizarse fácilmente, tal y como muestran las figuras adjuntas, siempre con la asistencia y la guía del profesor especializado.


Fuente original:
A.C. de Azevedo, L.P. Vieira, C.E. Aguiar and A.C.F. Santos, Teaching light reflection and refraction to the blind. Physics Education, Vol. 50, 15 (2015)

3 comentarios:

  1. Que bueno, pero que bueno. El próximo curso lo puedo hacer como proyecto. Mis alumnos no ciegos actuarían como si lo fueran. Sería muy interesante la experiencia. De nuevo gracias por todas tus aportaciones

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    1. Huy, eso me lo tienes que contar cuando lo hagas. Me muero de ganas de saber cómo se las apañan.

      Un abrazo y gracias por leer y llevar a la práctica.

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  2. El año anterior tuve un alumno con discapacidad auditiva, con quien no tuve mayor problema, esto ni siquiera lo había pensado...
    Lo intentaré simulando que mis alumnos son ciegos.

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