El libro objeto de esta reseña, escrito a cuatro manos por investigadores del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) especialistas en distintas disciplinas que se pueden englobar en nanociencia, viene a cubrir un hueco muy necesario dentro de la divulgación en lengua española dedicada, aún muy escasamente, al campo de la nanotecnología, una palabra cada vez más escuchada y leída tanto en los círculos científicos como en los no tanto y que despierta, en ocasiones, tanto temor entre los legos como curiosidad e interés entre los iniciados o convencidos.
Y es precisamente, en mi opinión muy personal, esta peculiaridad la que hace del libro una joya que no se puede dejar pasar por nadie, ya que constituye una indiscutible oportunidad para que algunos derriben prejuicios, ideas preconcebidas y mal entendidas, así como otros amplíen horizontes sobre una de las disciplinas científicas con más futuro de cuantas se pueden encontrar actualmente y que a buen seguro dará mucho que hablar en las próximas décadas. Por supuesto, no se trata de un texto demasiado extenso ni tampoco exhaustivo en el tratamiento de las innumerables aplicaciones, actuales y futuras, de la nanotecnología. Tampoco es este el objetivo del libro. Más bien consiste en mostrar con rigor y sin alarmismos las implicaciones que puede suponer el empleo de técnicas que, sobre todo, cuando van encaminadas a sintetizar y producir medicamentos, cosméticos o alimentos, aún no se encuentran perfectamente comprendidas. No hay mejor táctica que la divulgación a la hora de tener una sociedad más educada, mejor formada e informada que la capacite para tomar decisiones más fundamentadas a la luz del pensamiento crítico.
En este sentido, puede que la ciencia ficción haya tenido mucho que ver con la imagen un tanto distorsionada que la sociedad en general suele tener acerca de la nanotecnología: robots de tamaño microscópico navegando por el interior del cuerpo humano con fines curativos o también con aviesas intenciones, que poco o nada tienen que ver con la realidad de las nanopartículas, los ensambladores u otros dispositivos autorreplicadores de aplicación en nanobiotecnología o nanomedicina.
La palabra nanotecnología también puede despertar recelo en caso de aparecer en el etiquetado de productos de consumo humano que quizá algún día se encuentren de forma habitual en las estanterías de los supermercados: cremas solares, esmaltes de uñas, vinos y licores, preservativos, helados, etc. Si se quiere sacar el máximo beneficio de la nanotecnología, una auténtica revolución científica y tecnológica por venir, si es que no está ya instalada entre nosotros, se hace absolutamente imprescindible el estudio profundo, detallado, riguroso y pormenorizado de todas las implicaciones y potenciales efectos tóxicos o perniciosos del empleo de nanopartículas, sin olvidar la necesaria legislación que sin duda precisa el nuevo mundo que se aproxima mucho más rápidamente de lo que se puede llegar a percibir.
"El nanomundo en tus manos" (Crítica, 2014) está organizado en ocho capítulos a lo largo de los cuales se describen los diferentes aspectos de la nanotecnología, desde la instrumentación más sofisticada de observación del mundo a nivel atómico-molecular (microscopios electrónicos, de efecto túnel, etc.) hasta las más diversas perspectivas, implicaciones y aplicaciones (alimentación, medicina, biotecnología, prendas textiles inteligentes, cosmética, arte, medicina y muchas otras), pasando por los nuevos materiales como el grafeno, los fullerenos o los nanotubos de carbono, así como los avances más recientes y prometedores en otros campos como la nanoquímica y la supercomputación, entre otros.
En definitiva, un libro, como ya se dijo más arriba, imprescindible y muy necesario, recomendable sin ningún lugar a dudas para todas aquellas personas que vivan en un mundo cambiante y veloz como el actual, globalizado, hipertecnificado y profundamente dependiente del conocimiento científico y no quieran perder el tren de esta nueva maravilla denominada nanotecnología, un tren rápido y esperemos que seguro y que dará mucho que hablar en las décadas venideras. ¡Todos al tren!
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