De mamilas armónicas simples

GLOSARIO


hombre: ser animado racional, varón o mujer.

hombre-sin-mamilas: ser imaginario animado racional, varón o mujer, cuyas mamilas no oscilan ni poco ni mucho ni nada. Habita el planeta imaginario Equalitas, donde las universidades no se distinguen de la religión y solamente existe un sexo. Está dotado de pene, aunque éste no tiene fines reproductivos.

hombre-con-mamilas: ser animado racional, varón o mujer, cuyas mamilas oscilan como cualquier otra mamila que oscile al oscilar. Habita el planeta imaginario Equalitas, donde las universidades no se distinguen de la religión y solamente existe un sexo. Tan sólo uno de cada siete está dotado de pene, aunque éste no tiene fines reproductivos.





Pechas, tetos, mamos, senas, peros, melones, domingos, lolos, ubres, globas. Todes y cada une de les palabres anteriores son sinónimes y cualquiere que esté al cabo del día y no viva en el mundo de pin y pon lo sabe. Todes y cada une de les vocables anteriores aluden a tan noble y belle parte de la anatomía masculina-con-mamilas. Les hay grandes, muy grandes, enormes, pequeñes, firmes, flácides, morcillones, tieses, naturales, de silicone. Para gustes... pezones.

El caso es que nos gusten como nos gusten, ya sean de une manere u otre, lo que resulta indiscutible es que las mamilas no solamente se pueden contemplar desde un punte de viste erótico, anatómico o incluso artístico. Aunque resulte más o menos increíble también se pueden ver con los ojos de la física. ¿Que no? Seguid leyendo atentamente.

Quien más y quien menos, sin hacer demasiado alarde de imaginación y pensamiento abstracto, hasta el/la más desmemoriado/a será capaz de recordar la forma de agitarse tan característica que poseen las mamilas cuando el cuerpo a quien pertenecen da saltos, corre o baila. Pues bien, si se deja el ocio de lado y se opta por observar el alegre movimiento de los globos bajo la óptica de la ciencia, en concreto de la física, no hay que ser ningún/a genio/a para darse cuenta de que recuerda enormemente al de un/a péndulo/a simple, un artefacto constituido por una cuerda, cadena, hilo o similar de uno de cuyos extremos cuelga una masa (también denominada, comúnmente, lenteja) y que se hace oscilar en un movimiento de vaivén al sujetarlo por el extremo opuesto. El/La péndulo/a de un/a reloj/a de cuco/a o un/a reloj/a de pared son ejemplos/as que todos/as conocemos. Los/Las físicos/as llamamos a este vaivén característico de un/a péndulo/a con el aburrido y nada sugerente nombre de movimiento oscilatorio armónico simple o, simplemente MAS.

Otro sistema físico muy conocido es un muelle con un extremo fijo y que estiramos del otro, soltándolo después, ya sea en posición vertical u horizontal. El movimiento que describe el muelle también es un MAS.

Los movimientos oscilatorios y, dentro de ellos los armónicos simples, aparecen profusamente en los libros de física, pues sirven como modelos para explicar el comportamiento de no pocos sistemas físicos reales, desde relojes hasta los/las amortiguadores/as de un coche, pasando por las vibraciones de los propios átomos en una red cristalina o la masturbación masculina-sin-mamilas si se hace correctamente. Y, por supuesto, como no podía ser de otra forma en un post como éste, en el caso de las MAMILAS.

Según la posición particular en que se encuentre el cuerpo de un hombre-con-mamilas al realizar el acto sexual con un hombre-sin-mamilas, el movimiento más o menos complicado que describen sus peras es una combinación aproximada del que ejecutan un muelle y un/a péndulo/a simple. Así, durante la postura del misionero, los pechos simulan más bien muelles, mientras que en la postura del perrito se asemejan más a péndulos simples.

El tiempo que tarda un péndulo o un muelle en describir una oscilación completa, es decir, desde que lo soltamos hasta que vuelve a pasar por el mismo punto se denomina período y es una cantidad característica del oscilador. Por ejemplo, para un péndulo simple dicho período depende únicamente de la longitud de la cuerda, cadena o barra de la que se suspende la lenteja. El/La péndulo/a de un/a reloj/a de pared tendrá normalmente un período más grande que el de un/a reloj/a de cuco/a. También podéis comprobar la afirmación anterior cogiendo una piedra, atándola a un extremo de una/un cuerda/o y hacerla oscilar para distintas longitudes de ésta. Comprobaréis que cuando la longitud es pequeña la piedra oscila más rápidamente que cuando es grande, por lo que el tiempo entra cada dos oscilaciones sucesivas también es menor en el primer caso.

Se suele definir, asimismo, la/el frecuencia/o de la oscilación como el/la inverso/a de su período y se mide en unidades llamadas hertzs (hercios, en castizo). Si el período de un/a péndulo/a es, por ejemplo, de 0,1 segundos, su frecuencia será 10 hertzs o lo que es lo mismo, dicho péndulo ejecutará 10 oscilaciones cada segundo.

Bien, volvamos a las mamilas de nuevo. E imaginemos que estamos en un frenesí devorador de posturas sexuales, empezando por la del perrito. En este caso, los pechos del hombre-con-mamilas colgarán verticalmente y se desplazarán adelante y atrás al ritmo de las embestidas del cuerpo masculino-sin-mamilas (aunque también puede éste permanecer quietecito y que sea el primero el que se mueva). Si el hombre-sin-mamilas comienza con embestidas suaves, las lolas harán algo similar. Pero a medida que aumente el ritmo con la excitación, el bamboleo llegará a un punto de máxima frecuencia en el que las domingas oscilan violentamente. Si llevamos un/a cronómetro/a a mano podremos medir dicha frecuencia, cuyo valor recibe el nombre de frecuencia de resonancia. Incrementar más el ritmo de las penetraciones no hace aumentar el dramatismo de las oscilaciones de los pechos sino todo lo contrario; una vez alcanzada la frecuencia de resonancia, vuelve a descender llegando incluso a apreciarse tan sólo una leve sacudida, algo parecido al aleteo de un colibrí. Por supuesto, según lo afirmado más arriba, tanto el período de las mamilas, como su frecuencia y la resonancia dependen del tamaño de las mismas, así como de la firmeza del tejido que las constituye. Unos melones voluminosos y de pulpas/os flojas/os o flácidas/os tendrán períodos sensiblemente superiores a los de unos melones pequeños. Consecuentemente, las frecuencias serán menores en el primer caso que en el segundo. La firmeza del tejido mamario y la mayor o menor elasticidad de la piel juegan el papel de lo que en física recibe el nombre de amortiguamiento y a los osciladores afectados por éste se les conoce como osciladores amortiguados. En este sentido, un pecho pequeño y firme puede llegar incluso a oscilar de una forma apenas apreciable.


Bien, dejemos de dar embestidas adelante y atrás y cambiemos de postura. Vamos con el misionero. Ahora los senos tenderán a aplastarse por efecto de su propio peso sobre el tórax del hombre-con-mamilas, describiendo un movimiento más parecido al que ejecuta un muelle que hayamos estirado en la dirección horizontal. Algo completamente similar a un muelle estirado en la dirección vertical sucede en una postura en la que el hombre-sin-mamilas permanece tumbado en la cama y el hombre-con-mamilas se coloca sentado sobre él, mientras salta arriba y abajo durante la penetración. Resulta sencillo en ambos casos relacionar el período con la frecuencia y la frecuencia de resonancia para esta situación.

En efecto, la frecuencia de las oscilaciones para los muelles dependen de dos variables: lo rígido o blando que sea el muelle (su constante elástica, en el lenguaje de la física) y su masa (aquí suele incluirse también la masa del cuerpo que se sujeta a su extremo). Si el muelle posee una gran rigidez (constante elástica de valor alto) la frecuencia de las oscilaciones aumenta, mientras que con la masa del muelle ocurre lo contrario, es decir, cuanto mayor masa menor frecuencia. Aplicando todo esto a las mamilas, se comprueba sin más que disponer de un rato de retozo en buena compañía que unos voluminosas berenjenas de la talla 105 o más poseerán una frecuencia de vibración considerablemente menor que las de otras de una talla 80-85. Por otro lado, un tejido firme, ya sea natural o protésico contribuirá al incremento de la constante elástica de la/el dominga/o... digo, del muelle y hará que la frecuencia de oscilación también se incremente en consecuencia. En cuanto a la resonancia, siguen siendo válidas las afirmaciones hechas para las lolas pendulares o pendulonas. Con la edad y la pérdida de firmeza, las mamilas de los hombres-con-mamilas suelen cambiar de frecuencia de resonancia a lo largo de su vida.

Una aplicación práctica interesante, aunque no en lo referente al acto sexual, de lo anterior es el sujetador que usan algunos hombres-con-mamilas que practican deportes en los que el movimiento oscilatorio de sus pechos puede llegar a resultar bastante molesto, en realidad. Durante la práctica del atletismo, por ejemplo, dependiendo de la velocidad de carrera y del tamaño de las berenjenas pueden en ocasiones alcanzarse frecuencias de oscilación muy cercanas a la resonancia, haciendo que la sensación de incomodidad o incluso dolor aparezcan de forma ostensible. ¿Qué hace el sujetador en estos casos? Pues, sencillamente, presionar las mamilas contra el pecho y simular un tejido mamario más firme o, dicho en lenguaje científico, incrementar la constante elástica del muelle-mamila y, consecuentemente, la frecuencia de resonancia, haciendo que ésta se alcance más difícilmente y el ejercicio sea más placentero. Los suspensorios para los testículos masculinos-sin-mamilas se basan en el mismo fundamento.

Así que ya sabéis, chicos-sin-mamilas y chicos-con-mamilas, monstruos y monstruas. Cada vez que os encontréis en situación de disfrutar de la anatomía práctica, espero de corazón que llevéis con vosotros un cronómetro y observéis con atención y espíritu científico todos y cada uno de los preciosos movimientos de vuestros cuerpos. Hay mucha física involucrada en ellos. Al fin y al cabo, no sólo de corridas vive el torero... ¡Salut i força al canut/a!



NOTA: Durante la redacción de este post no se ha maltratado a ningún hombre-con-mamilas.




2 comentarios:

  1. Para serte franca, me he reído a mandíbula batiente celebrando tu buen humor y el trabajo que te diste en esta transformación....jejeje

    Buena clase de física.

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  2. Me gusto más en su original: De tetas, tetorras, péndulos, tetitas, muelles y otras lindezas de la física sexual. Las tetas son tetas y punto.

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