Robert
"Bobby" Drake, conocido popularmente por Iceman, es uno de los alumnos aventajados del profesor Charles
Xavier, la cabeza visible de los X-men, superhéroes mutantes del universo
Marvel.
Bobby
posee la extraordinaria capacidad de congelar el aire e incluso su propio
cuerpo, logrando reducir su temperatura corporal hasta los 76 grados
centígrados bajo cero. De esta forma, prácticamente todo lo que toca se
convierte en hielo que parece manipular a su antojo. Y todo ello en cuestión de
una fracción de segundo.
Con
los dos párrafos anteriores me basta y me sobra para dar una pequeña lección de
termodinámica, conservación de la energía y hasta de fenómenos paranormales, si
se ponen por delante. ¿Que no? Seguid leyendo, seguid, y lo podréis comprobar.
Vamos
con la termodinámica elemental, en primer lugar. ¿Cómo consigue Bobby enfriar
su cuerpo? Pues la física dice que cuando un cuerpo absorbe calor su
temperatura se incrementa; por contra, es necesario perder energía térmica,
esto es, calor, para que su temperatura se reduzca (hay excepciones a esto, por
supuesto, y se denominan cambios de fase o de estado, procesos durante los
cuales la temperatura no se modifica). ¿Cómo lo hace Bobby? Ni puta idea, la
verdad, pero admitamos por un momento que lo hace (para eso tiene ese talento
especial digno de la Escuela regentada por Xavier). Esa misma energía térmica o
calor que pierde debe ir a parar a algún otro lado, no puede ser eliminada del
universo (conservación de la energía, ¿recordáis?). El único lugar donde se me
ocurre que puede ir a parar dicha energía térmica es el aire que rodea al
propio Bobby. Dicho aire debe, además, ocupar un volumen relativamente
reducido, pues el superpoder de Iceman se manifiesta con enorme rapidez y la
pérdida de calor sucede en una fracción de segundo. Pongamos que dicho volumen
de aire es, aproximadamente, de un metro cúbico.
¿Cuánto
calor perderá Bobby para que su cuerpo, inicialmente a una temperatura
"humana normal" de 37 grados centígrados, se enfríe hasta los 76
grados bajo cero? ¿Recordáis la calorimetría que se estudia en el instituto? El
calor absorbido o cedido por un cuerpo de masa m y calor específico c
que modifica su temperatura en una cantidad DT es igual al producto de estas tres
cantidades. Supongamos que la transformación
superheroica/mutante de Iceman
consiste en tres fases sucesivas ejecutadas a muy alta velocidad, a saber:
licuar su cuerpo y reducir su temperatura de 37 grados a cero grados; a
continuación, convertir toda esa masa en hielo sin modificar la temperatura;
finalmente, enfriarse desde cero grados centígrados hasta los 76 grados bajo
cero. Así, sabiendo que Bobby pesa 66 kg y admitiendo que el calor específico
del cuerpo humano se aproxima bastante al del agua (4180 J/kg/K), se llega muy
fácilmente a que para enfriarse hasta convertirse en agua a cero grados
centígrados deberá perder 10,2 millones de joules o 2443 kcal, es decir, el
equivalente al contenido calórico de 9 kg de tomates o de 1,3 kg de salchichas
cocidas tipo frankfurt). A continuación deberá cambiar de estado, es decir, ha
de convertirse en hielo a cero grados, lo cual requiere perder otros 21,9 millones
de joules o 5275 kcal. Por último, alcanzar los -76 grados Celsius supone 9,1
millones de joules más o 2196 kcal (es preciso tener en cuenta que el hielo
posee un calor específico aproximado de la mitad que el del agua líquida, unos
1830 J/kg/K). En total, el superpoder de Bobby le supone un gasto energético de
unos 41 millones de joules, es decir, un poco menos de 10.000 kilocalorías.
Parece poco, ¿no es cierto? Al fin y al cabo, esto es más o menos el
requerimiento energético de una persona media durante tres días.
No
obstante, esas 10.000 kcal escasas debe absorberlas el aire, como habíamos
quedado un poco más arriba. Y, claro, la cantidad de aire que cabe en un solo
metro cúbico es de 1 kg, con el agravante de que su calor específico es de tan
solo 1000 J/kg/K. ¿Qué quiere decir esto? Si os perdéis con las rudimentarias
matemáticas necesarias, yo os lo aclaro en una frase. Que las 10.000 kcal que
absorbe el aire que rodea el cuerpo de Bobby debe incrementar su temperatura en
nada menos que 40.000 grados. Sí, habéis leído bien: la misma cantidad de calor
que hace descender la temperatura del cuerpo de Iceman en únicamente 113 grados (desde 37 hasta -76) hace que
aumente la del aire en 40.000 grados. Esta temperatura es, aproximadamente, un
factor 7 la temperatura de la superficie del Sol. ¿Por qué no se funde en el
acto el bueno de Bobby?
Por
supuesto, semejante pérdida de energía calorífica por parte de nuestro querido X-superhéroe
en tan corto lapso de tiempo (décimas de segundo) no puede conllevar otra cosa
que una poderosa explosión, conocida en el mundo de la física como explosión de
Sedov-Taylor, en honor de quienes fueron capaces de encontrar las relaciones
matemáticas que describen el comportamiento de fenómeno tal. Entre otras cosas,
Sedov y Taylor hallaron que el radio de la onda expansiva en una detonación
nuclear o una supernova, por ejemplo, varía proporcionalmente con la potencia
de exponente 2/5 del tiempo, para una cierta energía fija liberada en la
explosión. Más aún, si dicha explosión se produce en el aire (como es el caso
que nos ocupa con Bobby, a diferencia de la situación de una supernova) se
puede demostrar que, aproximadamente, un 60 % de la energía liberada por la
explosión corresponde a energía térmica, es decir, calor. La consecuencia
inmediata es que, conocida la velocidad a la que se propaga la onda expansiva,
se deduce que incluso a una distancia de unos 2 metros de Bobby la temperatura
aún supera los 1000 grados Celsius. Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
Para
concluir, me resta ser consecuente con lo dicho unos párrafos más arriba. Como
habréis constatado, os he hablado de termodinámica y también de conservación de
la energía. Así pues, faltan los fenómenos paranormales. Termino enseguida.
Supongo
que muchos de vosotros habréis visto películas de fantasmas, aparecidos,
espectros y otros seres ridículos por el estilo, ¿verdad? Al fin y al cabo, son
temas muy socorridos en el cine de sustos y suele ser suficiente para ponernos
la piel de gallina con mostrar en una escena a un monigote demacrado, pálido,
macilento y con voz distorsionada. En no pocas de estas escenas de supuesto
terror, suele asimismo mostrarse que los pobrecitos mortales que van a ser
víctimas de los seres del ultramundo, experimentan repentinamente un frío glacial
ante la súbita presencia del "espíritu" maligno de turno, llegando
incluso a verse el vaho expelido con el aliento. ¿De dónde procede ese cambio
de temperatura?
Si
habéis estado atentos a la argumentación previa, en el caso de Iceman, no os costará mucho deducir que
ese enfriamiento del aire provocado por el ente paranormal tiene que conllevar
una absorción de una cantidad de calor equivalente en otro sitio. Si es el
"aparecido" quien provoca la caída de temperatura en el ambiente, lo
más razonable es que dicha cantidad de calor la absorba él mismo. En
consecuencia, deberá calentarse e incrementar su temperatura. Recordad: si una
noche de tormenta sentís una presencia, buscad donde sintáis su calorcito. Yo es que en ocasiones siento muertos...
Fuentes:
The Spectacularly Exploding Iceman A.B.S. Stirton, E.C.A. Golightly, S. Kent and O. Brennan. Journal of Special Topics, Vol. 14, No. 1, 2015.
Pero que graaaaande eres. Una entrada fantástica Sergio. La voy a trabajar, una vez más, con mis alumn@s. Gracias
ResponderEliminar¡Y no sólo eso! En un de los cómics se "explica" que Bobby es un mutante de tipo Omega (de los chungos) y afirman que es capaz, no sólo de enfriar su cuerpo o lo que le rodea, sino de alterar la vibración (calor) de los propios átomos, causando "distorsiones" en la materia. ¿Cuánta energía se necesita para manipular átomos a distancia? :D Grande el artículo.
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