Los
libros de Javier Fernández Panadero son diferentes de otros libros de
divulgación científica. Él lo hace de una forma tan sencilla, tan clara, que no
puedes dejar de preguntarte cómo es posible que los demás no lo logren/logremos.
Porque lo que Javi consigue es que entiendas lo que te está contando, lo que te
está mostrando, lo que te está enseñando. ¿Y cómo lo hace? Pues utilizando
frases muy breves pero concisas, párrafos cortos que se asimilan sin
dificultad. Y luego están esas gotas de sabiduría que deja caer de vez en
cuando, esas pequeñas píldoras de lecciones de vida, de humanidad, que le hacen
transparente. No sólo divulga, te abre su corazón y te invita a conocerle, a
quererle. Lo que Javi hace es más que divulgar.
En
unas pocas semanas se cumplirá un año desde que publiqué mi último artículo en
este blog. No se me ocurre una mejor ocasión para volver a hacerlo que escribir
unas pocas líneas sobre el último libro de Javier Fernández Panadero, el
séptimo ya de una lista que se ha convertido por derecho propio en un clásico
de la divulgación (o popularización, como a él mismo le gusta referirse a ello)
en este país nuestro, tan poco dado a la cultura científica, especialmente la
que tiene que ver con las ciencias duras (física, matemáticas). Entre todos los
libros de Javi suman casi una treintena de ediciones, por algo será.
Hace
tan sólo una semana que "Como Einstein por su casa" ha visto la luz
en las librerías y ya está a la venta su segunda edición. Por si el título no
lo dijese bastante claro, su subtítulo no puede ser una mayor declaración de
intenciones: "la bricociencia para todos". Porque, en efecto, sus 288
páginas están repletas de eso justamente, de docenas de trucos, consejos,
artimañas pero, sobre todo, enseñanzas y lecciones de ciencia para que esos
mismos trucos, consejos y artimañas tengan sentido y no se trate de meros
fuegos de artificio puestos más o menos de forma ordenada con el fin de
hacernos ver los árboles pero no el precioso y maravilloso bosque que hay por
encima. Sí, la popularización de Javi es la auténtica, no esa que cada vez
abunda más, la que consiste en una serie de chistes y chanzas o canciones que
solamente tienen efecto sobre las personas que ya son aficionadas a la ciencia,
las que ya tienen una cierta (y muchas veces, no poca) cultura científica.
¡Ojo! No digo que esa divulgación y esa forma de divulgar no sean necesarias y
no tengan sitio en el mundo de la divulgación, lo único que quiero decir es
que, en mi humilde y probablemente equivocada opinión, no tienen efecto alguno
sobre el común ciudadano de a pie. Y quizá tampoco tengan por qué tenerlo. De todos modos, yo también me declaro fan de este tipo de divulgación. No sé si se me entiende. Lo que digo es con toda la buena intención del mundo.
En
fin, sea como fuere, el caso es que la divulgación que hace Javier Fernández
Panadero sí me resulta necesaria, aunque solamente sea por una razón: es
divulgación para todos los públicos, absolutamente para todos. Porque es
cercana y esto no lo puede decir cualquiera. Estoy acostumbrado a leer mucha
divulgación, varias docenas de libros y artículos cada año y tengo que
reconocer con decepción que cada vez resulta más difícil encontrar cosas
diferentes. Es todo muy "estándar", carente de originalidad, cortado
por el mismo patrón; casi todo el mundo habla de los mismos temas y con los
mismos enfoques. Hallar autores que cuenten la ciencia de manera distinta no resulta
tan fácil.
"Como
Einstein por su casa" sigue la línea de los dos libros anteriores de
Javier y esta no es otra que involucrar al lector, hacerle partícipe del propio
proceso de la ciencia. El objetivo es que quien lee sea capaz de poner en
práctica, de hacer los cálculos, de medir, de experimentar lo que allí se
cuenta; no solamente de confiar y creer a la autoridad que nos lo asegura, por
mucho peso y prestigio que posea. A lo largo de las 288 páginas se da respuesta
a 120 cuestiones que van desde echar la leche de un tetrabrik en un vaso sin
derramarla (con fundamento) hasta sacar tu coche atascado en el barro, pasando
por cortar una cuerda sin disponer de unas tijeras, sacar filo a un cuchillo
sin una herramienta específica para ello, borrar rotulador permanente, ponerte
un supositorio correctamente, romper candados, salir de un coche sin usar las
puertas, saber dónde protegerte en caso de terremoto, mejorar el sonido de tu
teléfono móvil, improvisar una ducha, no sucumbir por el picante de un chile
jalapeño, desatar nudos en bolsas de plástico, mejorar la señal wifi de tu módem,
conservar el gas de las latas de refresco, etc, etc, etc.
Si
crees que la intención de Javier es únicamente que el lector aprenda a ser un
MacGyver de turno, estás muy equivocado. Esta es la consecuencia, nada más,
aunque no sea poco. Yo creo que la verdadera intención es que todos,
especialmente los más jóvenes, veamos y vean la Ciencia como algo cercano, que
nos rodea en todas las actividades que llevamos a cabo diariamente y nos ayuda
a entender mejor el mundo en que vivimos, a admirarlo en toda su belleza.
Porque no hay mejor manera de apreciar algo que cuando se comprende hasta sus
últimas consecuencias. En esto, Javi es un maestro...